La gestión emocional es ser conscientes de nuestras propias emociones, describirlas y regular su intensidad y duración; esto puede resultar en ocasiones difícil, especialmente con algunas emociones desagradables como el enojo, tristeza, miedo; ya que pueden impulsarnos de forma reactiva y poco consciente a tomar una decisión o acción inapropiada
Hay evidencias científicas suficientes sobre los efectos positivos de la educación emocional. Con esfuerzo y perseverancia podemos ayudar a nuestros hijos a adquirir las competencias emocionales para una vida emocionalmente más saludable. Las personas capaces de gestionar las emociones tienen menos riesgo de padecer dificultades emocionales. Los niños, en especial en la primera infancia, aprenden en gran medida a través de la observación de sus padres. Mejorar en nuestra propia gestión emocional puede resultar la mejor manera para enseñar formas saludables de gestión emocional a nuestros hijos e hijas.
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Área de Psicopedagogía