El mundo moderno y los «patrones» físicos impuesta a nuestros púberes y adolescentes por la televisión, revistas y otros medios audiovisuales, ha conllevado -actualmente en mayor presencia- a la aparición de un sin número de casos de trastornos en la conductas alimentaria en nuestro país, y sobre todo en nuestra capital, que se inician entre 11 y 15 años de edad, la proporción es de 9 mujeres por cada hombre, alcanzando una mortalidad a medio plazo del 8 al 12%, según distintos estudios.

Los trastornos, entre ellos la anorexia y la bulimia, son cada vez más habituales y actualmente son las patologías más graves y frecuentes en los adolescentes. Sin embargo, hay señales físicas y conductuales que pueden alertar a los padres sobre la existencia de algún problema de ese tipo.

«La anorexia es una enfermedad en la que quienes la padecen sienten obsesión por adelgazar, aunque cuando lo consiguen no están conformes y siguen haciéndolo». Este es el testimnio de una adolescente de 13 años.

«Se habla mucho de otras enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia, pero ninguna tiene una mortalidad tan elevada, en la mayoría de los casos por suicidio, inanición o trastornos cardíacos. La gente tiene que tomar conciencia de que la anorexia y la bulimia no es un capricho, sino enfermedades muy graves y que no tienen una sola causa».

Se trata además de dos trastornos en claro ascenso, debido, en gran parte, a un canon de belleza que ensalza la delgadez. Si en 1935 su incidencia en adolescentes era de 7 por cada 100.000, en 1984 era de 35 por 100.000, variando en la actualidad entre 136 y 270 por cada 100.000 dependiendo del país. La prevalencia de estos trastornos se han multiplicado por diez en los últimos veinte años.

Aunque se trata de trastornos distintos, anorexia y bulimia tienen en común al menos dos aspectos. El primero, la insatisfacción de la persona por su imagen física y el segundo, su ansia por perder peso. En el caso de la anorexia, que puede presentarse desde edades muy tempranas, quien la padece suele ser una persona disciplinada en todos los aspectos de su vida, y mantiene tenacidad sobre la ingesta de alimentos. Por el contrario, la persona bulímica suele tener otros trastornos psicológicos, como estrés y depresión, que hacen en esos momentos no sea capaz de mantener una dieta tan estricta y come hasta empacharse. «Después se arrepiente y se provoca el vómito», alerta.

La prevención y el diagnóstico precoz son fundamentales para instaurar un tratamiento adecuado y mejorar el pronóstico. Hay una serie de rasgos conductuales y de síntomas que pueden alertar a padres y docentes sobre un posible caso de anorexia. Los adolescentes con una personalidad obsesiva y perfeccionista pueden ser señales que advierten de su vulnerabilidad.

La familia tiene un papel clave porque puede convertirse en un modelo muy potente de hábitos y estilo de vida saludables. La transmisión, desde la familia, de la importancia de mantener una alimentación equilibrada y de no basar la autoestima en el aspecto físico puede reforzar la autoestima de los hijos y protegerlos de sufrir un trastorno de la conducta alimentaria.
¿Qué hacer?:

  1. Potenciar la autoestima de los hijos/as: para conseguirlo es eficiente elogiarlos por como son y reforzar positivamente por todo lo que tiene que ver con su personalidad y sus habilidades en lugar de lo que tiene que ver con la apariencia física.
  2. Favorecer una imagen corporal positiva, enseñándoles a aceptar las diferencias entre las personas y a respetar a todo el mundo independientemente de cómo es su aspecto físico.
  3. Promover hábitos alimentarios y un estilo de vida saludable.
  4. Hacer una comida al día en familia, convirtiendo la alimentación un acto social y familiar.
  5. Dar herramientas para desarrollar un sentido crítico hacia los estereotipos de belleza que se difunden en los medios de comunicación. Para fomentar esto es positivo ver la televisión o las revistas con los hijos e hijas, y conversar después sobre estos temas.
  6. Fomentar la comunicación en la familia, es importante que los hijos sientan que son escuchados y que su opinión tiene un lugar dentro de las conversaciones familiares, de esta manera se sienten reconocidos y aprenden al mismo tiempo, que existen diferentes puntos de vista sobre un mismo tema.
  7. Compartir con los hijos actividades de ocio como ver la televisión, hacer deportes juntos, salir a hacer actividades culturales, leer o navegar por Internet.
    ¿Qué no hacer?:
  8. Es importante no caer en la sobreprotección. Es natural e instintivo que la prioridad de padres y madres sea proteger a sus hijos, pero es necesario no excederse en este instinto, ya que es necesario que los niños y niñas aprendan a ser autónomos y a ser capaces de autocuidado, en ocasiones será necesario que, incluso, se equivoquen para poder aprender a gestionarse por sí mismos.
  9. Aunque es beneficioso que la familia motive al hijo o hija para conseguir una meta y para poder mejorar su rendimiento, es muy importante evitar establecer exigencias muy elevadas que puedan acabar presionando en exceso al menor, recordemos que cada persona tiene unas habilidades y que los chicos y chicas pueden experimentar de forma muy negativa la sensación de fracaso por no haber alcanzado las exigencias familiares.
  10. No es recomendable hacer comidas diferentes a los que hace toda la familia con el objetivo de adelgazar, por parte de los padres, puede convertirse en un modelo para el hijo o hija, aprendiendo que para mantener un peso saludable es necesario alterar el hábito alimentario tradicional.
  11. Es muy importante no dejarse llevar por la permisividad social respecto a dietas restrictivas sin control médico. Ser crítico con estas dietas y trucos que se ponen «de moda» favorece que los hijos también lo sean y entiendan la necesidad de comer de forma saludable y la importancia del peso como un tema de salud, no como un tema estético.
    Estimados padres mercedarios, debemos estar atentos para observar si nuestros hijos pueden estar atravesando por una condición como esta, y buscar la ayuda oportuna teneindo en cuenta las consecuencias de estas alteraciones.

Se les comparte algunos links que pueden ser de mucha ayuda, y que pueden ser observados para una comunicación efectiva con sus hijos:

Anorexia y bulimia en adolescentes
Efectos de la anorexia y bulimia
Por qué la bulimia es más grave de lo que piensas
15 graves consecuencias de la bulimia en la salud
Anorexia nerviosa: síntomas y tratamiento
Como detectar la anorexia