Después de haberse declarado el estado de alarma, y ahora que parece que todos hemos entendido que es fundamental quedarse en casa, es muy importante que, para afrontar todo lo que nos queda, seamos capaces de organizarnos y establecer ciertas rutinas.

Para empezar, te encuentres en la situación que te encuentres, ya sea trabajando a distancia o yendo a la oficina, es vital marcar unos horarios en el hogar desde el día uno y establecer unos límites. De no ser así, llegarás al final de la cuarentena mucho más cansado y superado que lo que la situación requiere.

Por la mañana:

Para empezar, hay que diferenciar entre el sábado y el domingo y las jornadas lectivas. El ritmo durante la semana será otro, los niños no deben olvidar que, aunque no asistan al colegio, deben mantenerse activos y atender a todas las tareas que, a día de hoy, ya se habrán programado desde los centros. Por ello, la hora de levantarse deberá ser la misma de siempre. Además, es muy recomendable que se aseen y se vistan como cualquier jornada normal.

Es conveniente, también, mantenerel mismo horario que tendrían durante un día de clase y que los estudiantes presten atención a las clases online, videoconferencias, vídeos grabados o cualquier otra aplicación que se les haya indicado.

Si, por ejemplo, el niño tiene un recreo de 11 a 11:30, habría que respetar estos tiempos. De hecho, son pequeños ratos en los que puede aprovechar para conectarse con sus amigos o para jugar online con ellos, de esta manera, no perderá el contacto con sus compañeros. Eso sí, tenemos que controlar muy bien que no excedan el tiempo, ni utilicen la tecnología de una forma perjudicial.

Por nuestra parte, es fundamental que estemos al tanto de todas sus tareas, así como del procedimiento que haya establecido el colegio. De esta manera ayudaremos a nuestros hijos a ser constantes, además el día que todo esto acabe y tengan que volver a la escuela, no les resultará tan costoso.

A mediodía:

El tema de la comida lo podemos dejar solucionado con antelación e ir preparando platos para que solo haya que calentar y servir, o bien ir al día. Eso irá en función de nuestro tiempo y disponibilidad. En cualquier caso, para no alterar la rutina de los niños, sería conveniente que, al menos ellos, comiesen a la misma hora en la que lo harían en el comedor escolar, en caso de que hagan uso de él.

Después de comer, es muy importante que disfruten de un pequeño descanso, tal y como harían en un día lectivo. En este rato podrán ver un poco la televisión o alguna serie o jugar de manera online o con algún juego de mesa. En función de la etapa escolar en la que se encuentre el niño, si en circunstancias normales tuviese horario de tarde, tendrá que volver a conectarse con su centro y continuar haciendo las tareas hasta “la hora de salida”, de no ser así, puede ponerse a hacer los deberes que se le hayan mandado o estudiar.

Por la tarde:

Las tardes en casa pueden hacerse algo largas. Una vez que el niño haya terminado su horario de clase, pueden darse varios casos. Por un lado, es muy probable que tenga deberes, a los que deberá dedicarles el mismo tiempo que un día normal. También es posible que sus clases extraescolares se hayan visto modificadas o anuladas, en este caso, tendremos que buscar otro tipo de entretenimiento, de no ser así y si la academia o centro de estudios les ofrece la alternativa de mantener las lecciones en línea, no habrá ningún problema.

Es muy importante delimitar bien los tiempos yestablecer una serie de alternativas lúdicas para que, en el momento en el que desconecten de la actividad escolar, tengan algo interesante e instructivo con lo que ocupar su tiempo. Para ello, debemos tener en cuenta las edades de los niños a la hora de proponerles los quehaceres: siempre bajo nuestro control, podrán conectarse de nuevo a la red y charlar un poco con sus amigos, también, jugar a juegos de mesa, hacer alguna manualidad, leer un libro, llevar a cabo algún experimento casero o, incluso, y dado que la actividad física se verá reducida durante toda la cuarentena, podemos plantearles algunos ejercicios para hacer en casa o proponerles que nos ayuden en las tareas de casa, una buena forma de mover el esqueleto, dadas las circunstancias, y de implicarse en el funcionamiento del hogar.

Por la noche:

Además de mantener los mismos horarios de la cena, también hay que acostar a los niños como si se tratase de un día normal. Y recordarles de nuevo que el hecho de que al día siguiente no haya colegio, no significa que tengan que irse tarde a la cama. Esa será la única forma de mantener el ritmo.

Ante todo hay que mantener la calma y, aunque a veces parezca imposible, sacar la parte positiva de esta situación que estamos viviendo.

¡Que tengan una excelente semana!

Equipo de Psicopedagogía.

Niños y cuarentena