El ritmo en el aprendizaje lo entendemos como el tiempo que cada persona necesita para integrar un aprendizaje nuevo. El ritmo de cada individuo es diferente. Algunas veces los adultos forzamos a nuestros hijos obligados por las circunstancias o por las presiones sociales. Como padres respetuosos es necesario confiar; es imprescindible relajarse y comprender que cada persona es un individuo único y especial.
Respetar el ritmo de aprendizaje de nuestros hijos favorece a que los estudiantes se sientan cómodos, relajados, sin presiones ni estrés. En un ambiente positivo, alejado del miedo y de las prisas, es cuando se da el proceso de aprendizaje auténtico. De este modo, se fomenta el placer por aprender cada día. Los hijos sienten que su madre y su padre le apoyan pero no le dictan, ni le resuelven el problema. Respetan su modo particular de actuar. De esta manera, logrará sus propias conquistas, se responsabilizará de ellas y se enorgullecerá de sí mismo. También aprenderá a procurarse a sí mismo la felicidad.
Resulta imprescindible entender que el estilo y ritmo de aprendizaje de nuestros hijos son diferentes. Ninguna persona es igual a otra y no se puede exigir lo mismo a todos. Las capacidades de nuestros hijos pueden ser muy diferentes entre sí y se debe tener en cuenta para respetarlo y que ellos no caigan injustamente en la frustración, ansiedad, baja autoestima e inseguridad, por no cumplir con las expectativas.
En el siguiente artículo abordaremos más a detalle sobre el tema, así como se brindarán recomendaciones útiles en el acompañamiento a niños y adolescentes en el proceso educativo.
Equipo de Psicopedagogía