La empatía es más necesaria que nunca en tiempos difíciles. No debería faltar en ningún escenario, público o privado. Debería estar presente en cada persona, en cada mente que tenga como objetivo atender a otros, liderar un país o simplemente, salvaguardar a los demás y a sí mismo.
Ahora bien, algo que sabemos bien los psicólogos es que tal valía en nuestra condición humana no siempre se aplica de manera efectiva. Pensemos en ello.
No es lo mismo sentir el dolor o las necesidades ajenas que comprenderlas y decidir ser útil. Entre sentir y actuar hay un gran abismo que no todos se atreven a sortear para crear puentes, para movilizar energías y recursos por el bien común.
Al fin y al cabo, ese es el auténtico propósito de la empatía: favorecer la supervivencia y el bienestar del grupo al conectar con las emociones del otro y generar una conducta capaz de promover el bien ajeno. Tan simple, pero tan difícil a veces.
¡Equipo de Psicopedagogía!
Se adjunta artículo «Solidaridad y empatía en tiempos de pandemia» (para descargar)